Ir al contenido principal

El Ombú de la Plaza Manuel Belgrano (Burzaco). Claudia Piñeiro y uno de los mejores homenajes.

Creo que todo habitante de Alte Brown conoce la plaza Manuel Belgrano, en Burzaco.


El ombú y el monumento a la Bandera, de la plaza Manuel Belgrano
Muchos saben también que allí se levanta, en su centro, el Primer Monumento a la Bandera; de hecho, el 20 de junio el municipio suele festejar aquí el día de nuestra enseña patria (fecha de la muerte de Manuel Belgrano), con desfile incluido.

Sobre la historia de tan emblemático lugar y del monumento, escribí ya hace unos años (2009) en un post anterior (Burzaco. Plaza Manuel Belgrano).   En ese entonces, como podrán ver en el artículo, la renovación de la plaza no se había hecho aún, ya que las obras se realizaron en 2011. Y varias de las cosas que criticaba en el artículo se hicieron en la remodelación, y la plaza quedó muy linda.

También en el mencionado escrito hacía referencia a las esculturas del museo Sempere, que se exponen en la plaza, por lo que es considerada también un "museo a cielo abierto". Y no faltó tampoco mencionar  la calesita de Pechemiel (ver también video-entrevista) y las especies arbóreas. Especialmente el ombú.

Y sobre el ombú me quiero detener. No sé en que año se estima fue plantado, ni por quién (ya lo averiguaré), sin embargo es una especie ya centenaria supongo. Y para muchos ese ombú es un referente del lugar, tanto como el monumento a la Bandera. Y para algunos, aún más. Sin dudas, un testigo de tantos encuentros y desencuentros, besos y juegos. Sus gruesas ramas habrán sido escaladas por miles de niños y niñas.

Y de la notable escritora Claudia Piñeiro leí el que considero uno de los más lindos homenajes hecho a tan noble ejemplar. Y le pedí autorización para publicarlo en este post.


Otra vista del Ombú. Atrás, el monumento a la Bandera.

En la página 41 de su estupenda y emotiva novela "Un comunista en calzoncillos", inspirada en su infancia en nuestra ciudad (1), la escritora -nacida y criada en Burzaco- escribió:

"...Porque para mí lo que definía esa plaza no era el Monumento a la Bandera sino el ombú. Un ombú que estaba más cerca de la Parroquia de la Inmaculada Concepción que de la Escuela Número 3, desde mucho antes de que se pusiera esa piedra fundamental. Nunca vi un ombú semejante en ninguna otra parte del mundo, tampoco después de aquel verano. Sus ramas definían los mejores recorridos para treparse. En su rugosidad y aspereza se notaba la cantidad de años que tenía, y sus hojas eran de un verde mucho más intenso que el de los otros árboles. Uno de sus brazos, el más grande, dibujaba un asiento perfecto. Había que esperar turno par usar ese asiento vivo porque cada chico que se trepaba quería permanecer allí el rato suficiente como para sentirlo suyo. Mientras yo jugaba en el ombú, no era necesario mirar al monumento ni a los cóndores. Ni pensar en la patria, ni en el himno, ni en las batallas, ni en los soldados, ni el temple oculto detrás de las puertas de hierro. Ni siquiera en la bandera.

Mi patria era ésa, el ombú de la plaza."


Otra vista del ombú



El monumento visto desde el Ombú

Otra vista del ombú
"Sus ramas definían los mejores recorridos para treparse" (Claudia Piñeiro)                        


"En su rugosidad y aspereza se notaba la cantidad de años que tenía..".(CP)



Fotos: Juan Pablo Gómez, Mayo 2015.

(1) Editorial Alfaguara, 2013.
* Claudia Piñeiro nació en el Gran Buenos Aires en 1960. Es escritora, dramaturga, guionista de tv y colaboradora de distintos medios gráficos. Ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, teatral y periodística. Es autora de las novelas Las viudas de los jueves, que recibió el Premio Clarín de Novela 2005; Tuya (2005; Alfaguara, 2007); Elena sabe, Premio LiBeraturpreis 2010 (Clarín/Alfaguara, 2007) y Las grietas de Jara, Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2010 (Alfaguara, 2009). Ha publicado también los relatos para niños Un ladrón entre nosotros (2005), Premio Iberoamericano Fundalectura-Norma 2005, y Serafín, el escritor y la bruja (2000; Alfaguara, 2011). Su obra de teatro Cuánto vale una heladera fue estrenada en el marco del ciclo Teatro por la Identidad 2004 y publicada por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Su drama Un mismo árbol verde ha sido candidato a los premios Florencio Sánchez y María Guerrero, y ganó el premio ACE 2007. Sus obras están siendo traducidas a varias lenguas y son disfrutadas por miles de lectores en distintas partes del mundo. La novela Las viudas de los jueves lleva vendidos cientos de miles de ejemplares y se ha convertido en un clásico popular que además ha sido llevado al cine. Ganadora de los premios: XI Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil 2005 (Colombia) Clarín de novela 2005 por Las viudas de los jueves Sor Juana Inés de la Cruz 2010 por Las grietas de Jara (México) LiBeraturpesis 2010 (Alemania) Fuente biografía: http://www.alfaguara.com/ar/autor/claudia-pineiro-2/

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hermosa nota y tan buena
poesia de Claudia Piñeiro me encanta.
Juan Pablo Gómez ha dicho que…
Gracias, por los conceptos. Y coincidimos sobre Claudia Piñeiro. Saludos

Entradas populares de este blog

(Burzaco) Rotonda "El Vapor": De nombres, palmeras y helicópteros.

¿ Sabía usted por qué le dicen "El Vapor"?. La licenciada Silvana Rodriguez (citada también en otras entradas anteriores ) nos trae la respuesta: El cruce de las actuales Avenidas Espora y Moteverde, conocido como “Rotonda El Vapor”, tiene una historia interesante. Este cruce es conocido desde principios del siglo XIX, ya que se trata de los caminos más antiguos que tenemos. En ese entonces una de las industrias más importantes eran las graserías, donde se manofacturaba parte del ganado que se carneaba en las estancias mucho más al sur; estas graserías eran conocidas como “vapores”, por las emanaciones de sus chimeneas. Así a principios de 1800 una grasería se instala en las inmediaciones de este cruce y con el tiempo se empezó a conocer como cruce del “vapor”, actualmente “Rotonda El Vapor”. A principios del siglo XX se confunde este nombre, la grasería ya no existía, con El Vapor de la Carrera, barco que cruzaba el Río de la Plata uniendo la ciudad de Buenos Aires con Colo

De golosinas y kioscos de nuestra infancia. Con nostalgia y un poco de humor (Parte I).

Si hay algo que uno recuerda con cierta añoranza son los kioscos de nuestra infancia. Aquellos lugares especiales donde uno entraba, y deseaba todo lo que en él había. Lógicamente del deseo al hecho había mucho trecho…Y eso estaba directamente relacionado a la posibilidad –generalmente económica- de compra de nuestros padres; algo que uno de niño no entendía, pero la vida te lo va enseñando a la fuerza… Por lo cual había golosinas que se convertían en deseos permanentes y hasta, a veces, incumplidos. ¿Quién no se ha sacado el gusto, ya de grande, de probar esa golosina de la que fuimos privados en nuestra infancia?, los motivos podían ser muchos, pero generalmente prevalecían dos: porque nos podían hacer mal o porque era cara. A veces la primera servía de excusa para no amargarnos con la segunda. Pero de adultos, al re-descubrir esa golosina en el kiosco, no podemos excusarnos y concretamos ese viejo anhelo. Pequeños placeres, que le llaman. Y si hay algo que podemos afirmar es que,

Mis vecinos están de fiesta...

Y cuando ellos festejan algo, sabemos muy bien lo que va a pasar. De hecho, está pasando en este preciso momento; en la casa contigua. Sus vecinos, o sea nosotros y, me arriesgaría a decir toda la manzana, estamos escuchando su música a todo volumen. Y para colmo de males… cumbia. Cumbia y gritos. Porque también acostumbran acompañar la “melodía” con gritos, gritos de alcohol, supongo. De cerveza o vino, da igual. Acaban de escucharse dos alaridos seguidos. Y los enganchados de cumbia que no paran ni un minuto…este ritmo tan pegadizo…porque te pega en el marote como un martillo. Digo, me pregunto, ¿ por qué no se quedará afónico mi vecino? Corrección, ¿por qué no se quedará afónico mi vecino y el que lo acompaña en su grito?, hacen un duo. Dos, a falta de uno. Pero esto recién empieza. Este coctel explosivo (para las cabezas de sus vecinos) de cumbia, gritos y vaya a saber que más durará toda la noche. Hasta las 8 am aproximadamente. Si, si….son de larga duración. Y al final vendrá la